Yaqueline Maldonado Borja es una de los tres extranjeros que han logrado plaza en el prestigioso y demandando Master del Diario El País, y beca de la Fundación Carolina. Nacida en Monteagudo (Chuquisaca, El Chaco, Bolivia), hace 28 años, Yaqueline es periodista y docente, especializada en periodismo digital. Ella tiene claro que quiere regresar a Bolivia que es, dice, el país que necesita de gente que colabore con su desarrollo. Además, precisa: “En Bolivia tengo ofertas para trabajar como periodista por 1.500 dólares al mes, que es como ganar en España 10.000 euros”. Esta no es la primera vez que Yaqueline vive en España. Lo hizo anteriormente, en 2005, y también con una beca, en aquella ocasión de la de la Fundación Patiño, con sede en Suiza, con la que realizó un master en Tecnología de la Educación en la Universidad de Salamanca. “Esa beca me abrió las puertas a la docencia. Cuando volví di clases en Bolivia de redacción periodística en la Universidad Domingo Sabio en Santa Cruz. Para este año tenía buenas propuestas”, nos cuenta. En Bolivia trabajó en el Canal Universitario y en el diario El Deber. Al regresar de Salamanca logró un puesto en el periódico El Nuevo Día.
La apuesta por regresar
Yaqueline logró la plaza en el master de El País gracias a sus dotes como comunicadora y a su excelente desempeño profesional. De los 40 alumnos de este master, tres son extranjeros: ella y dos personas de Brasil y Colombia. Lograron el puesto entre 2.000 solicitudes. Gracias a la Beca de la Fundación Carolina Yaqueline cuenta con 1.200 mensuales y las dos terceras partes del master pagado que, en total, cuesta 10.000 euros. “Es como un sueño sacarse la beca porque hay muchos postulantes”, indica, pero no pierde la perspectiva. Señala: “Creo que el objetivo fundamental de estas becas es formar a profesionales para que regresen a aplicar lo aprendido a sus países. De nada sirve quedarse porque aquí no tienes expectativas a menos de que te saques la lotería y te compres un periódico. Siempre van a elegir a los profesionales españoles porque conocen mucho más la política y la economía española”. Explica: “Tengo la intención de volver cuando termine la beca porque allá se necesitan profesionales en los periódicos en el área digital. Ahora que ya tengo todo este año en El País estoy aprendiendo mucho.
Quiero vivir en Bolivia. Para estudiar España sí es interesante pero para trabajar, no. Además quiero terminar la carrera de Derecho en Bolivia. He hecho un contacto para promover de forma altruista la incorporación de jóvenes periodistas en el tema de Internet. La web de un periódico la tiene que llevar un periodista, no un informático”. Preguntada por si no teme que le afecte la inestabilidad política que vive Bolivia, responde: “No. La única manera de hacer algo por un país es estando allí. Me acuerdo que con el tema del referéndum revocatorio lo viví apasionadamente, como también los conflictos en Pando. Estando acá uno no puede hacer nada. En cambio allá, desde un periódico, yendo a cubrir, se puede hacer mucho. Siento que aporto más estando allá”.
Docente y soprano
Daniela Renjel Encinas también tiene 28 años. Licenciada en Literatura por la Universidad Mayor de San Andrés, realiza el Curso de especialización en Filología Hispánica del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) con una beca Carolina. En Bolivia, asimismo, efectúa un doctorado cuya tesis versará sobre la literatura andina que comparten Perú, Ecuador y Bolivia. Daniela, además, ha estudiado durante 14 años del conservatorio como egresada de la carrera de canto lírico, y es soprano.
Daniela llegó en septiembre de modo que aún es pronto para saber si quiere regresar a Bolivia o permanecer en España. Nos cuenta: “Es muy arriesgado decir ahora si me quiero ir o si quiero quedarme. Lo que quiero es vivir bien. No está en mis planes pasar penurias por quedare a toda costa. No tengo a quién mantener, no necesito sacrificarme a ese nivel. Si encuentro aquí algo que me compense todo lo que tengo allá, me quedaría, pero si eso no se da lógicamente hay mucho por hacer en Bolivia”. A los pocos días de haber llegado Daniela no tiene muy buena opinión sobre el estilo de vida español: “La calidad de vida aquí es penosa, me parece súper triste. Estoy viviendo con una familia, nunca comen juntos, limpian cuando pueden, hacen la compra cuando pueden, ellos te dicen “esto no es vida”, siempre están retrasados, con prisa”. Cuando la entrevista fue realizada Daniela estaba en plena búsqueda de alojamiento, y la escena no era alentadora: “Me piden 400 euros por un cuarto muy pequeño, sin ventana, planta baja, etc. Sólo pido algo de luz y limpieza”.