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Peruanos frente a la crisis

“Cada vez la situación es más similar a la del Perú”
“Buscar un segundo empleo compatible con el primero. Eso es lo que están haciendo muchos peruanos para poder llegar a fin de mes. El problema es que así se profundiza la precariedad laboral. Si en un momento dado uno tenía un límite de sueldo y ocupación, ahora no puede darse el lujo de rechazar una oferta laboral aunque ésta implique una reducción de una tarifa mínima profesional.
Cada vez España se parece más a Perú porque allá siempre ha ocurrido que por una oferta laboral postulan cien. Aquí ya está pasando algo similar”. Así opina Gladys Bojórquez, periodista peruana que lleva cuatro años en España y que narra cómo afronta su próximo viaje para pasar esta Navidad en Lima. “Aquí todo está caro. Pero es que para ir a Perú tienes que llevar dinero y allá también todo resulta caro, comparativamente. Así que en lo que reduces mucho el presupuesto es en ropa y todo lo que no sea alimentación y vivienda, lo básico”, indica. Añade: “Definitivamente se compra menos”.

La crisis del ladrillo
El “pinchazo” de la “burbuja inmobiliaria” ha dejado en el paro a unas 200.000 familias latinoamericanas, muchas de ellas peruanas. Encima, afrontan hipotecas con unas subidas galopantes. Sus viviendas, asimismo, ya no valen lo que ellos deben seguir pagando durante décadas. El trujillano Romy Orlando Loayza Miranda, de 27 años, con residencia permanente en España, se compró un piso de 84 metros cuadrados en Madrid.
Entonces, juntando su sueldo como montador de andamios y el salario de teleoperadora de su compañera sentimental, española, llegaban a reunir unos 2.200 euros al mes. Romy obtuvo un préstamo hipotecario de Caja Madrid por 285.000 euros para pagar la vivienda en 30 años. Si bien el monto era alto, el pago mensual le salía por 970 euros, algo asumible, en principio, para una pareja con un hijo de ocho años de edad. Un pago relativamente bajo porque en ese momento el euríbor no superaba el 2%. Pero Romy, como millones de personas, firmó la concesión del préstamo sin leer la letra pequeña. Hoy el euríbor ronda el 6%, a lo que hay que sumar un diferencial que Romy reconoce desconocer porque no ha leído bien las condiciones del préstamo. Hoy la letra mensual de su préstamo es de 1.700 euros. Hace unos meses Romy se quedó sin trabajo. Sólo cobra los 800 euros mensuales por prestación de desempleo.

A vivir a una habitación
John Vargas Flores, nacido en Lima, lleva siete años en Madrid. También tiene la residencia permanente. Hace dos años firmó un préstamo con Bancaja para pagar un piso, también de 84 metros cuadrados, durante 35 años, a unos 850 euros mensuales. En esa época llegaba a ganar 3.000 euros mensuales trabajando como albañil.
Pero John se quedó sin trabajo. Y, encima, como muchos en España, recibía la mayor parte de su sueldo “en negro”. De modo que apenas recibe un subsidio de desempleo de unos 400 euros al mes. Un ingreso que hace imposible que pague los 1.200 euros mensuales que hoy demanda su hipoteca. Su esposa, también peruana, igualmente se ha quedado sin trabajo. De modo que a la pareja, junto a su hija de un año de edad, no le ha quedado otra que alquilar la vivienda comprada e irse a vivir a una habitación por la que pagan 280 euros al mes. Por el alquiler de su departamento les pagan 800 euros, con lo cual les falta 400 para pagar el préstamo cada mes. Por el momento gracias a algunos ahorros siguen pagando el préstamo. Por supuesto Romy ha tenido que hacer algo parecido. Ha alquilado su departamento por 1.000 euros al mes. Con ese dinero más casi el íntegro de lo que le dan por desempleo, 800 euros, paga el préstamo. Viven con los 700 euros de sueldo de su compañera. Se han tenido que ir a vivir a casa de la madre de Romy.

Retornar no es la alternativa elegida
Por si fuera poco los departamentos de Romy y de John ya no valen lo que ellos deben seguir pagando. Es decir, deben pagar durante tres décadas alrededor de 300.000 euros de capital y unos intereses que triplican esta cifra por unos departamentos cuyo precio de mercado se ha depreciado al menos una cuarta parte en el último año. Si el banco correspondiente llegara a quitarles los departamentos éstos serían subastados. El dinero obtenido iría a cubrir el préstamo pero lo más probable es que hoy por hoy por cada una de estas viviendas en subasta pública no se llegaría ni a 180.000 euros. Los restantes 120.000 euros seguirían siendo deuda a pagar por los sufridos peruanos.
Ni a Romy ni a John les van a beneficiar las medidas contra la crisis recientemente aprobadas por el Gobierno ya que sus hipotecas superan ampliamente los 170.000 euros. Así las cosas no es extraño que ya se hayan registrado sendos casos de latinoamericanos que, en situaciones desesperadas parecidas, han optado por regresar a sus países, devolviendo las llaves al banco por correo.
Por el momento ni Romy ni John piensan en esta posibilidad. Romy, a través de una ONG, ha pedido a Caja Madrid que le permita que, mientras no tiene trabajo, pagar sólo el capital del préstamo, apenas 200 de los 1.700 euros de la letra mensual. John dice que hará lo mismo. Ambos son optimistas a pesar de todo.

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