Paulina Rubio es de esas mujeres que no pasan desapercibida. Si hubiera nacido en la época de los sabios griegos seguramente hubiera sido adorada como una diosa y sus locuras hubieran puesto de cabeza a todo el Olimpo. Desenfadada, sensual, alborotada, aunque con mucha cordura, Paulina ha sabido llevar su carrera musical por todo lo alto. Por algo tiene cerca de 20 millones de discos vendidos en todo el mundo y ha sido galardonada con los premios más importantes.
Para sobrellevar ese ritmo tan trepidante Pau, como la llaman sus amigos, suele llevar una vida disciplinada. En primer lugar, dice, realiza un año sabático antes de preparar un disco, eso la ayuda a “no repetirme, a reinventarme como artista”, señala. También suele alimentarse de manera balanceada y sobre todo bebe mucho agua. Los ejercicios físicos son cosa diaria. Es muy fácil verla manejando bicicleta al lado del mar en su casa de Miami “hago seis o siete kilómetros diarios”, señala antes de sumergirse en el estudio de grabación que tiene en casa.
El yoga se ha convertido también en parte importante de su rutina explica la intérprete de Y yo sigo
aquí. “Te sirve para combatir el estrés y poder encontrar tu centro. Además te permite dar un concierto con mente, cuerpo y alma”. Paulina confiesa que siempre antes de cada presentación medita “aunque esté en un coche lleno de gente”.
Esta mujer que levanta pasiones por donde va es muy consiente de que hay mucha gente que la adora pero también muchos otros que la odian tal vez porque ven en ella a una persona independiente y que siempre consigue lo que quiere. ¿Cómo combates eso?, le preguntamos. Ella no lo duda ni un minuto y responde: “Con amor. No conozco en persona a la gente que no aprecia mi música, pero eso está muy bien, ya que es el ying y el yang. Lo que no te mata te hace más fuerte” dice la cantante que acaba de lanzar su perfume llamado Oro.
Eres una mujer muy mística, además de practicar la cábala dices que estás atenta a la luna llena…
Sí. La luna llena afecta sobre todo a las mujeres -responde Paulina y mueve las manos como si fueran garras-, en luna llena soy como un lobo, como que quiero aullar, no me da sueño y estoy más viva que nunca.