Ociolatino.com – Revista latina en España

La crisis nuestra de cada día

Johnny Ortiz tiene 36 años y vive desde hace diez años en España. En Ecuador gozaba de un buen trabajo pero, incentivado por unos amigos, se vino a buscar nuevas perspectivas a este país. Ni bien llegó trabajó como obrero de la construcción, entre otras labores. Sin embargo nunca dejó de estudiar para mejorar sus perspectiva y fue así que logró entrar como auxiliar administrativo a una empresa de decoración.
Con mucho esfuerzo dejó los trabajos de obrero y se convirtió, tras un curso de especialización, en decorador de interiores. Hace un año y una vez que se le venció el contrato, su jefe le anunció que no le renovarían el mismo debido a la «crisis». Por eso Johnny está ahora como hace diez años, buscando trabajo y estudiando cursos para poder coger un empleo en cualquier campo. «Me estoy reciclando para aprender otras cosas», afirma antes de entrar al curso de ayudante de cocina que sigue en el CEPI Hispano ecuatoriano. De momento, cuenta, vive de la prestación por desempleo, pero a finales de este mes se le terminará.
Tiene además un dinero ahorrado que iba a destinar a otras cosas pero del que va a tener que tirar para esquivar la mala situación. «El futuro lo veo gris, muy difícil. Ahora tengo otras perspectivas, incluso me he planteado irme a otro país europeo. Tengo un crédito personal que estoy pagando pero imagínate si tuviera una hipoteca», suspira aliviado. Muchos de sus amigos ecuatorianos, afirma, han tenido que devolver su piso por que ya no podían pagar, otros han vuelto a su país, aunque él no se planeta esa posibilidad. «Sólo si pusiera un negocio que me de dinero diariamente» dice cuando se lo preguntamos. Aquí vive con su pareja y su hija -tiene otra hija que vive en Ecuador y a la que también ayuda económicamente- y ha tenido que arrendar las habitaciones del piso que antes ocupaba sólo con ellas.

«No imaginaba esta situación»
Hace un año y medio que Jimena Benitez llegó a Madrid. Su padre, quien vive hace diez años en este país, la reagrupó tras comentarle los beneficios queencontraría en España. Ella iba a empezar el tercer año de Administración Farmacéutica en una universidad de Ecuador y trabajaba como dependienta mientras esperaba sus papeles.
Cuando los tuvo en la mano optó por venir junto a su padre, además tenía un plan: ingresaría al ejército español porque ese mundo le atraía. «Mi padre me dijo que la cosa no estaba tan mal en España y me convenció. Pero cuando vine aquí me encontré con otra realidad. Al final no pude entrar al ejército porque me faltaron homologar unos papeles y he tenido que trabajar en cosas que no me gustan», afirma.
A pesar de sobreponerse a las labores que le tocaron hacer, Jimena en la actualidad ya no encuentra trabajo en ningún lado «yo necesito trabajar y estudiar porque mi papá no está como para ayudarme», confiesa. «Yo le diría a los jóvenes que están en mi país que estudien y que no vengan, allá están bien. Y menos aun si vienen indocumentados porque no van a poder trabajar ni estudiar», dice acotando que de momento ella no piensa en volver.
De pensamiento diferente es Elena Hidalgo quien también se encuentra sin trabajo pero que junto a su esposo y su hijo se han planteado volver a Ecuador. Ella tiene 42 años y lleva en España nueve. Antes tenía dos trabajos, por las mañanas limpiaba en la casa de una pareja de ancianos y por las tardes cuidaba un niño. Ambas labores no se terminaron por la crisis, señala, pero debido a la situación económica, no puede encontrar uno nuevo. «La cosa está mal. He mandado mi currículum a muchos sitios y siempre me dicen ‘la llamaremos’ y hasta ahora sigo esperando respuesta. Aunque la otra vez me llamaron de un trabajo al que tenía que ir a limpiar tres horas al día de lunes a viernes y me pagaban 280 euros, y yo me dije: tengo necesidad de trabajo pero tampoco estoy tan necesitada».
Nosotros esperaremos un tiempo más, dice Elena, tenemos unos ahorros que podemos invertir en Ecuador, pero si la crisis sigue así, nos tocará regresar. De lo que si está segura es que no se acogerá al Plan de Retorno Voluntario planteado por el gobierno español porque algo ha averiguado y no la «convence».

La crisis destruye hogares
Cristina Paca es Mediadora Intercultural del Centro Hispano Ecuatoriano de Arganzuela, allí brindan diversos cursos para todos aquellos que busquen mejorar su currículum con estudios prácticos enfocados a buscar empleo. Pero además, afirma esta ecuatoriana que lleva cinco años en el trabajo social, la crisis no sólo se ve reflejada en el aumento de la demanda de los cursos, sino también en la actitud sicológica que presentan muchas personas.
«Muchos hogares se están separando por culpa de la crisis, hasta aquí llegan personas desesperadas con problemas por las hipotecas que los sobrepasan. La crisis afecta en muchos sentidos es por eso que nosotros tenemos un convenio con una institución que ofrece terapia individual y gratuita a todos los que llegan al CEPI». Desde su punto de vista, afirma Cristina, la crisis no sólo afecta a los desempleados, aunque con ellos la situación es más grave, subraya, sino que también se ceba con los que tienen empleo. «Llevo once años en España y tengo una hipoteca. Hace un año con el mismo trabajo y el mismo sueldo podía hacer más cosas de las que hago ahora y eso que mi esposo también trabaja y creo que tenemos un sueldo no tan bajo y aun así, no llegamos a fin de mes». Otro de los factores en los que ve reflejada la situación económica es en la de los hijos.
«Nosotros somos una pareja joven y no nos hemos planteado aun tener hijos ya que yo trabajo y estudio y no tengo tiempo. Con la situación actual menos pensamos en ello ya que más bien ahora estoy viendo si hago algunas chauchitas (chapuzas) ya que si no llega para los dos, menos llegará para tres».

Salir de la versión móvil