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Lucrecia, Cuba en el corazón

Desde que salió el disco al mercado Lucrecia no ha parado de cosechar buenas vibraciones no sólo de aquellos que escuchan el disco sino también por el orgullo de llevar adonde va un buen puñado de temas con los que hace un homenaje a su Cuba querida, además de rendirle tributo a su recordada amiga Celia Cruz. Y aunque ella sonríe cuando la califican como heredera de la Guarachera de Cuba, con este disco es algo indiscutible. La calidad vocal que ha plasmado muestra a una artista madura que ha sabido acompañarse de una orquesta que recuerda las épocas doradas de los años cincuenta.
«Sabemos que en estos tiempos las ventas son un poco bajas pero en Latinoamérica el disco ha gustado muchísimo. Cuando estuve en México sentí todo ese calor además me comentaron que había tenido descargas impresionantes de iTunes», dice a Ocio Latino la artista que en los últimos años alcanzó mayor popularidad por su trabajo junto a Los Lunnis.
Lucrecia no puede esconder el orgullo de haber grabado este disco en el que manifiesta «está el acervo cultural de Latinoamérica» con temas que forman parte del cancionero mundial como Guantanamera, El Manisero, Son de la loma o Vereda tropical. «Los temas son tan populares que puedes preguntarle a tu vecino en España si conoce tal o cual canción y él te dirá que sí». El mérito de la cantante es mayor si tenemos en cuenta que este disco nació como un desafío personal ya que los productores la convocaron para grabar un disco infantil a lo que ella prefirió sugerir esta grabación. «Yo le dije a mi productor que necesitaba grabar un disco de música cubana y, felizmente, aceptó y salió una maravilla».
Luego de las coordinaciones respectivas se pensó en invitar a una personalidad cubana reconocida mundialmente. El primer nombre que saltó fue el de la escritora Zoe Valdés. Sin embargo la novelista ya había colaborado con ella en un disco anterior y Lucrecia no quería «abusar» de su amistad. Fue entonces cuando pensó en Andy García, con quien ya había presentado un documental sobre el músico Cachao en Madrid. El nexo entre la estrella de Hollywood y Lucrecia fue Omer Pardillo, ex representante de Celia Cruz y amigo de la cantante.
«Primero le pedí que declamase unos versos de José Martí en uno de los temas, como siempre digo para no abusar. Luego Andy empezó a escuchar el disco y pidió tocar el bongó y nosotros le dijimos que encantados. Luego pidió cantar y allí fue cuando todos quedamos boquiabiertos». La grabación del tema se realizó en un estudio de Los Ángeles a inicios del 2009 durante una jornada de seis horas. «Fue una sesión muy bonita, Andy es una persona muy trabajadora y humilde y al ser consciente de que no es alguien que canta todos los días se esmeró. Repitió y repitió varias veces su parte del tema». La otra gran invitada del disco, aunque su espíritu está impregnado en todas las canciones, es Celia Cruz quien, a través de los medios digitales canta junto a Lucrecia y Andy García el tema La Cuba mía. «Celia es una artista y una mujer extraordinaria. Por eso decidimos hacerle ese homenaje», declara.
En octubre del año pasado se realizó en Madrid la primera presentación de la gira del disco, allí se pudo ver a Lucrecia regresando a sus orígenes musicales, sentada frente a un piano interpretando boleros, tal como muchas veces lo hacía en la popular orquesta cubana Anacaona allá por los noventa. Además, todo el espectáculo es un despliegue de arte no sólo en el vestuario sino en la orquesta que la acompaña en el escenario.
Lucrecia lleva viviendo en España dieciocho años, quince de los cuales los ha dedicado al arte de manera profesional. Además de publicar discos muy reconocidos ha escrito tres libros infantiles, ha participado en tres películas: Ataque verbal (como actriz), Segunda piel (interpretando el tema principal) y Balseros, en la que realizó la banda sonora con la que fue nominada a los Oscar. También durante cinco años presentó el exitoso programa infantil Los Lunnis en Televisión Española. Afirma que tiene proyectos televisivos pero de momento prefiere mantenerlos en secreto «para no aguar la fiesta».
Antes de despedirse Lucrecia deja dos mensajes: «Pido a mi gente que compre el disco porque así
demostrarán a los directivos de las casas discográficas que además de respetarme me quieren. Y también decirles que hay que saber integrarse y respetar al país que te abre las puertas. Hay que ser perseverantes en nuestros objetivos porque nada te cae del cielo».

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