Entrevista: Víctor Sánchez Rincones / Ocio Latino /
La cita con Jerry Rivera fue en un lujoso restaurante de Madrid. Se encontraba acompañado de un gran amigo que lo sigue desde hace mucho tiempo por todo el mundo con su cámara fotográfica.
El intérprete de muchos éxitos en la década de los 80 y 90, lucía una barba de tres días. Su rostro se veía un poco cansado, pero a la vez, era el rostro de un ser maduro, que ha batallado por muchos años -a pesar de su juventud- en este difícil mundo que años atrás lo estaba devorando.
“Sí, la fama me estaba matando”, comentó este artista que nació hace 35 años en Puerto Rico, “pero gracias a mi familia pude decir ‘basta ya’, y fue como decidí hacer un paréntesis en mi carrera y reencontrarme conmigo mismo, con mis hijos y con aquellos a quienes la fama me había quitado”.
Jerry, “el niño bonito de la salsa”, recordó que empezó muy joven en esta carrera. “El éxito me saltó como una bomba. Todos me pedían, no había país en Latinoamérica que no solicitara mis presentaciones. Yo era un chico con pocos conocimientos sobre la vida y, de un momento a otro, la fama me arropó, los viajes, las adulaciones, el entorno de la noche me trastocó. En fin, fueron momentos buenos, pero a la vez difíciles”.
Acerca de esos inicios, Jerry dijo que muchos medios lo tildaron de arrogante, “pero no era cierto. Yo era un chico tímido, que me daba pavor que me colocaran de frente a una cámara o un micrófono. Era algo que no controlaba y, claro, muchos me ponían el cartel de soberbio y otras cosas más”.
EL MUNDO DE LA DROGA
Jerry Rivera es consciente de que este mundo lo pudo haber destruido y no niega que ha visto morir a muchos amigos por el oscuro mundo de las drogas, entre ellos a la gran leyenda de la salsa, Frankie Ruiz.
Al respecto, el artista precisó que “odio la droga, pero amo al drogadicto. Y digo eso porque estas personas son enfermas, pero cuando no están poseídos por este mal son grandes personas. Los puedes tener en tu familia o quizás creciste con ellos en tu barrio, pero escogieron el mal camino. Duele mucho ver como un ser que conoces y admiras se destruye, como se consume poco a poco, ya sea por la heroína o la cocaína”. A la pregunta de si había visto morir a algunos de esos seres especiales, el artista fue claro: “Sí, y muchos de ellos han muerto por el Sida. Es terrible como un mal, como es el caso de la droga, te lleva a otro más terrible, como es el Sida”.
De su familia, Jerry Rivera afirmó que está muy feliz en Orlando con sus tres hijos (Zeila, Gerardo y Zelina ) y su esposa Zeila. “Me mudé allí buscando una mejor calidad de vida para ellos”.
Con más experiencias vividas en su lomo y una discografía que excede más de dos millones de álbumes vendidos en todo el mundo, Rivera expresó que hoy “muchos de los géneros musicales se enfocan demasiado en el sexo y quiero acabar con ese cliché. Quiero que mi música sea un medio productivo, social y no sólo comercial. Deseo que mis seguidores me recuerden como ‘el bebé de la salsa’ que un día creció”.