Por: Víctor Sánchez Rincones
Ocio Latino-. Muchos todavía creen que Jean Carlos Centeno sigue con el Binomio de Oro, y no es así. Tanto él como Jorge Celedón decidieron un día abandonar una de las agrupaciones más emblemáticas del género vallenato, y emprender su propio destino en el mundo de la música. Como es bien sabido, Jorge Celedón ya es toda una estrella rutilante en muchos países, mientras que la andadura de Jean Carlos ha sido más lenta, pero segura.
Como él mismo dice: “Creo que lo que me hace falta es un buen manager, que sea mi cepillo de dientes, mi toalla, mis zapatos, que reconduzca mi carrera para lograr así la internacionalización”.
¿Por qué te separaste del Binomio de Oro?
Había cumplido un ciclo. Era el momento de emprender mi camino y no me equivoqué. Mi separación no fue traumática. Con Israel Romero todo finalizó bien, sin asperezas, sin remordimientos, a pesar de que hay mucha gente que nos ha querido enfrentar, que ha inventado historias que no son ciertas; pero nosotros hemos hablado y no hay recriminaciones.
¿Es cierto que cuando tú abandonaste el Binomio todos los que hacían parte de su grupo manifestaron que se iban contigo?
Sí, es verdad. Yo nunca los presioné. Fue una decisión personal de cada uno de ellos.
¿Cómo recibió esta noticia Israel Romero?
Sólo sé que la aceptó; no tenía otra opción, porque cada quien es libre de volar.
Él fue quien te llevó de la mano al mundo de la música…
Cuando murió Rafael Orozco, la voz líder en ese entonces del Binomio, Israel se fue para Villanueva (Guajira), mi tierra, a apaciguar su dolor. Recuerdo que con un grupo de amigos le llevamos una serenata, un parrandón y, a partir de ahí arrancó todo. A él le gustó mi voz y en los días siguientes ya era su corista.
Un corista que se convirtió en voz líder…
Sí, mi primer éxito fue «No te vayas», de Jorge Balvuena, pero el tema que en verdad me encumbró fue «Locamente enamorado», de mi autoría. A partir de ahí se sucedieron 30 primeros lugares.
Tu vida no ha sido de color de rosas. A los 7 años tus padres te abandonaron, y fuiste adoptado por una familia que hoy es tu vida…
Un día mi madre se levantó y me dijo ‘que Dios te bendiga hijo’; y se marchó.
¿Conoces hoy día a tus padres biológicos?
Estando en Venezuela, con el Binomio de Oro, en un programa de Venevisión, mi madre pudo saber de mi existencia. Ella más adelante me visitó en el hotel donde me hospedaba. Mi encuentro con ella fue sin dolor, sin lágrimas. No hubo nada de afecto, más bien fue algo frío.
¿Y tu padre?
De él sólo sé que tiene muchos hijos, que vende frutas y ladrillos para la construcción en Venezuela.
¿Hay algún remordimiento por este hecho que de seguro marcó tu vida?
No, porque la familia que me adoptó, me dio el cariño y el amor que mis padres me negaron. En mi corazón no hay rencor ni vacíos. Yo soy un hombre fuerte, que vive de la voluntad de Dios.
Para nadie es un secreto que tú y Jorge Celedón son buenos amigos, pero muchos los muestran como rivales…
Dios le da a cada artista su cuarto de hora y todo tiene un proceso. Yo sólo compito con lo que hago y no con el éxito de los demás. Para muchos soy mejor que Jorge, para otros Jorge está mejor rodeado. No me muero por ganarme un Grammy, muero por sobrevivir en lo que hago. Sé que mi momento de gloria llegará, pero no me quejo por lo logrado hasta ahora porque llevo veinte años de éxitos.
¿Pesó ser el reemplazo de un grande como Rafael Orozco?
No, porque respeté la ausencia física y la presencia espiritual de este gran cantante. Por otra parte, siempre he tenido admiración por mis colegas, muy a pesar de la envidia y la competencia insensata que existe.
¿De qué te arrepientes hoy día?
De no estar con mi hijo. Quiero darle calidad de tiempo a él y a mi esposa. Cuando viajo me da dolor dejarlos. Pero esta es mi vida, mi sueño hecho realidad. Sé que mi pequeño está contando los días, las lunas, para que esté a su lado.