Hacinamiento, torturas y hasta muerte en un centro de detención de extranjeros. No estamos hablando de un país de esos que llaman subdesarrollados. No, estamos hablando de España. En plena Unión Europea los derechos humanos de cientos de personas son conculcados cada día en los Centros de Internamiento de Inmigrantes (CIEs). La gran asignatura pendiente del Gobierno Español en materia de inmigración y derechos humanos elementales.
Redacción Ocio Latino
“Situaciones de maltrato, hacinamiento, falta de consideración hacia personas con enfermedades crónicas o en situaciones especiales que requieren una atención diferente” es lo que se vive en los CIEs, ha subrayado Yolanda Villavicencio, Presidenta de la Asociación América España Solidaridad y Cooperación (AESCO). Como ella sendos representantes de asociaciones de inmigrantes vienen manifestándose desde hace años contra los tristemente célebres CIEs. La gota que ha colmado el vaso de agua es que recientemente falleció en el CIE de Aluche, Madrid –uno de los peores- una inmigrante congoleña aquejada de meningitis, enfermedad de muy fácil contagio sobre todo en condiciones de hacinamiento como las que se viven en este centro. El caso motivó que el titular del juzgado de Instrucción número 6 de Madrid denunciara en un auto el “palmario hacinamiento” y la ausencia de instalaciones médicas necesarias para tratar a quienes allí se encuentran retenidos.
No es la primera vez que un juez llama la atención del Gobierno Español por las condiciones infrahumanas con las que se trata a los extranjeros en los CIEs. Y las asociaciones de defensa de los derechos humanos básicos ponen el acento en que, por si fuera poco, a estas personas se las priva de libertad por el único hecho de carecer de permiso de residencia en España. Una falta administrativa, en teoría, que les acarrea condiciones de vida peores que las que existen en cualquier cárcel española.
Asignatura pendiente
Se trata de una papeleta que le va a tocar resolver al actual gobierno aunque la agudización de esta situación procede del anterior. Porque fue con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero cuando los CIEs han llegado a su punto máximo de hacinamiento por dos motivos. Primero porque los policías fueron conminados a realizar redadas de inmigrantes en los puntos donde solían reunirse y en determinadas zonas como algunas bocas de Metro de Madrid. Y segundo porque el gobierno anterior aprobó elevar de 40 a 60 días el plazo de detención de extranjeros por carecer papeles de estancia legal en España. Estas personas son llevadas a los CIEs mientras se tramita su expulsión. Si en el plazo de 60 días no han sido expulsados de España deben quedar de nuevo en libertad. Pero los dos meses de privación de libertad y de condiciones de vida ínfimas son un castigo inmerecido, tal como denuncian las personas que han tenido ocasión de comprobarlo.
“Los ánimos se calman a golpes”
La ONG jesuita Pueblos Unidos, por ejemplo, ha denunciado que en el CIE de Aluche “los ánimos se calman a golpes” y se produce un “maltrato generalizado” de las personas que son retenidas en espera de expulsión y que, en muchos casos, se encuentran en situación de vulnerabilidad tal que, atendiendo a un criterio jurídico de proporcionalidad, deberían esperar la sanción en sus domicilios y no sometidos a un “régimen peor que el carcelario”. Así lo recoge el informe ‘Miradas tras las rejas’ que es fruto 1.049 visitas que 16 voluntarios han realizado a 248 internos a lo largo del año, destapando hasta 173 casos de especial vulnerabilidad, como tener hijos menores de edad en España, estar embarazada, haber solicitado asilo o ser una potencial víctima de trata.
En este sentido, la organización denuncia un ingreso indiscriminado y una duración excesiva del internamiento. En total, el 60% de las personas visitadas llevaba más de 40 días en el CIE, pero sólo la mitad fueron expulsados.
También ha denunciado que “muchos policías se relacionan con los internos con tono de superioridad, represión y recurriendo frecuentemente a golpes y amenazas que quedan impunes”, añade el informe, que recoge varios testimonios de internos que denuncian haber sufrido estas situaciones. En este sentido, Manzanedo ha apuntado que las quejas por racismo “son innumerables” y relata insultos y amenazas proferidos por policías.
Con todo, el “maltrato generalizado” que denuncia Pueblos Unidos no se refiere sólo a las agresiones físicas, sino a toda una forma de gestionar el CIE que, según la entidad, trata a los internos “como animales” y restringe “muy fuertemente” todos sus derechos.
“Condiciones infracarcelarias”
En otro informe de asociaciones de ayuda a inmigrantes se han revelado las condiciones “infracarcelarias” en cuatro CIEs y se pide su cierre por no garantizar los derechos fundamentales de los internos, carecer de planes de seguridad y por la precariedad en sus instalaciones. El documento, elaborado por la red euroafricana Migreurop, formada por 38 asociaciones de 13 países, ha sido elaborado tras una campaña de entrada a centros de internamiento los CIE de Capuchinos en Málaga, La Piñeira en Algeciras (Cádiz), de Zona Franca en Barcelona y el de Aluche en Madrid.
El representante de la Plataforma de Solidaridad con los Inmigrantes y miembro de Médicos del Mundo, Gabriel Ruiz, ha advertido de las deficientes condiciones del CIE de Málaga, las cuales ha calificado como “realmente escandalosas” por el reducido espacio y la falta de luz así como de climatización o calefacción.
Ruiz ha afirmado que tras entrevistarse con los médicos de este centro han confirmado que hay internos con problemas psiquiátricos y cuyas condiciones no son las más adecuadas y que tras numerosas peticiones de alguno colectivos varias mujeres embarazadas fueron puestas en libertad por esta misma razón.
“La mejor de las cárceles tendría que ser el peor de los CIE”, ha dicho el responsable jurídico de Andalucía Acoge, José Luis Rodríguez, que ha denunciado que en Algeciras cuando los internos ingresan se someten a “desnudos integrales” y que existe una celda de aislamiento.
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El auto judicial emitido tras el fallecimiento de una ciudadana congoleña en el CIE de Aluche denuncia “Palmario hacinamiento y escasez de espacio”; “habitaciones absolutamente inapropiadas”; “estancias sin cuarto de aseo”; “ni tan siquiera existe una habitación de enfermería donde los internos enfermos puedan estar aislados de los sanos”.
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