Paraguay ya tiene nuevo presidente. El ex obispo Fernando Lugo, triunfador, ha terminado con el dominio de los colorados, que llevaban decenas en el poder. El próximo presidente de Paraguay (en la foto junto al concejal socialista de Madrid Pedro Zerolo), ha expresado su deseo de insertar el país en la órbita de «gobiernos progresistas» de América Latina, y en su entorno se estudia la posibilidad de una reforma constitucional que permita profundizar en los cambios.
Tras su victoria, Lugo afirmó, al referirse a los vínculos con España: «Creo que con el presidente, el Gobierno y el pueblo tenemos muchísimas cosas en común».
Agregó el ex obispo -suspendido «a divinis» por El Vaticano- que «valoramos muchísimo lo que el Gobierno español hace con los inmigrantes paraguayos, una cantidad enorme, significativa, que pocas veces se ha dado en la historia paraguaya». En los últimos años han emigrado a España más de 110.000 paraguayos.
El presidente electo se declara seguidor de «una línea intermedia» entre el maximalismo del líder venezolano y la izquierda pragmática del brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. La geografía y la historia empujan además a Paraguay hacia Brasil y Argentina.