Alejandra es un huracán que arrasa por donde va. Hiperactiva, sonriente, desenfadada, sencillamente la reina de corazones. De esa chica que años atrás apareció en las pantallas cantando La plaga, un tema que su padre, Enrique Guzmán, popularizó, aun queda todo. Aunque claro, haber ganado la batalla al cáncer, dejar de lado el alcohol y las drogas y el hecho de haberse convertido en madre la han hecho ver las cosas de otra manera.
Todo eso, dice la Guzmán, le ha dejado una enseñanza, sobre todo, el haber dejado de lado las drogas, que en lugar de mostrar su personalidad, sacaban a un ser extraño, que ni ella misma reconocía. “Ahora me siento mejor persona, sigo en la lucha por ser honesta y más humilde, por ser quien soy en realidad. Como roquera siempre fui rebelde y tomé mucho, pero después, con los años, buscas equilibrio para poder seguir con la vida. Es muy duro y más cuando vas contra la marea, cuesta cargar con toda la resaca de lo vivido. Pero todo lo que he hecho en la vida me ha dejado una enseñanza”, dice de aquellos tiempos. Por eso la intéprete de Hacer el amor con otro dedica parte de sus esfuerzos a una institución que creó para ayudar a quienes navegan en el mar de las drogas, que ella no surca más. La organización también vela por los niños de la calle y las madres adolescentes sin recursos. “Hay gente que quiere y no puede cambiar, pero hay gente que puede pero no quiere, el chiste es que quieras cambiar, por eso hice esta fundación”, asegura.
El cáncer también es otra batalla ganada por Alejandra, quien tras escuchar el relato de una amiga que padecía de ese mal, acudió a hacerse una revisión. Descubrió que el cáncer estaba allí, acechando. Era un pequeño tumor en uno de sus senos que amenazaba con expandirse y que finalmente los médicos pudieron extirpar. “Me gusta decir que soy una sobreviviente y de esa forma darle aliento a las mujeres y hacer conciencia de ello”, dice la cantante. Tras esa experiencia compuso el tema Hasta el final en el que habla por el trance que pasó en esos momentos.
Alejandra sigue manteniendo una figura sensual, que perturbaría a cualquier impávido. En una parte de la mano y en el cuello deja ver unos tatuajes que llaman la atención. Uno de ellos, explica, significa el viento que pasa por sus cuerdas vocales y se vuelve voz. “Tiene magia para mí, lleva una luna porque siempre canto de noche, porque es cuando empiezo a vivir”, sentencia. Luego cuenta que lleva otro con el caracol de Quetzalcoalt, también de significado místico. “Leo mucho antes de diseñar un tatuaje que luego plasmo en mi piel. Cuentan mil historias”, dice sin mostrar, por razones obvias, los trece tatuajes que lleva en el cuerpo.
Este año la Guzmán celebrará sus 20 años de carrera artística con un concierto en el que invitará a diferentes artistas para interpretar con ella sus éxitos como Llama por favor, Dime de verdad, Mírala, míralo, Mala hierba, entre otros. “Todo cambia en veinte años, ¡no se puede decir que no! (risas) Tengo el proyecto de duetos con el que celebraré este año. Por ahora quiero entrar a este mercado ya que los españoles aún no me conocen, pero estoy segura que el disco Fuerza les va a gustar”, asegura con una sonrisa.
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