Marta Gómez no se deja amilanar por los géneros que hoy en día arrastran a la juventud a las discotecas en medio de bailes afiebrados y calenturientos. Ella es una caleña que a sus treinta años apuesta por el folcore de su país en uno de los lugares donde la fusión está a la orden del día: Nueva York. Por más que esto parezca un reto la cantante afirma que hacer ese tipo de música en la Gran Manzana no es nada difícil ya que la gente está más abierta a escuchar propuestas de lo más variadas. “No he tenido muchos problemas por el tipo de música que hago, todo lo contrario. He podido entrar a diversos festivales de folclore, world music o jazz. Lo difícil está en que hay tantos grupos, y todos muy talentosos, que tú puedes estar tocando en un lugar y al lado hay otros cuatro cantantes latinoamericanos”, dice. La intérprete de María Mulata empezó su andadura musical nada menos que a los cuatro años, allá en su Cali querida. El coro del colegio fue el primer escenario en el que demostró que había nacido para cantar.
En 1999 viajó a estudiar música a Berkeley, donde obtuvo un premio de composición por su tema Confusión, un bambuco –ritmo colombiano– con el que trazó los primeros pasos de su carrera musical. “A mí me pasó algo que sucede a muchos músicos. Cuando dejamos nuestros países nos damos cuenta de lo hermoso que es nuestro folclore y nos inclinamos hacia allí. En Estados Unidos conocí gente de todas partes del mundo que tocaban sus ritmos y te das cuenta que tienes la música de tu país para ofrecer”, señala la cantante.
Pero esta nostalgia no viene sola, afirma Marta ya que estando lejos de su país se ha vuelto “más colombiana”. En su barrio de Nueva York está en contacto permanente con la colonia de su país y es una asidua visitante de los restaurantes que ofrecen comida colombiana. “En mi casa tengo canales de televisión colombianos para estar informada de lo que sucede allá y procuró ir dos veces al año para tener ese contacto directo con la gente”, nos cuenta desde la Gran Manzana.
El descubrimiento de sus raíces le han permitido editar cinco discos: Marta Gómez (2001), Solo es vivir (2003), Cantos de Agua Dulce (2004), Entre cada Palabra (2006) y Musiquita, su más reciente producción. Quizás este trabajo sea el más social de toda su carrera ya que algunas canciones hablan sobre casos de la vida real. Uno de ellos es el tema Basilio, con el que narra la historia de un niño boliviano de once años que trabaja en las minas o Manos de mujeres, en el que se pone en evidencia la fuerza emprendedora de las féminas.
Marta empezó a finales de enero su gira por Europa, un continente que no le es ajeno ya que su música es muy aprecida dentro de los circuitos de melómanos aficionados al world music. En sus conciertos realiza una verdadera exposición del folclore de su país con temas como Déjalo ir, Seis, Eso pido o Doña Luisa. Pero también interpreta temas del folclore latinoamericano entre cumbias, carnavalitos, vals o landó. Marta sabe que la música de raíz está cobrando un valor en Latinoamérica gracias a las propuestas de los artistas nóbeles. “Los jóvenes son como un motor de energía, ahora están haciendo mezclas de folclore con géneros como el rock. Creo que poco a poco ellos se irán acercando más a la música de raíz ya que es una tendencia que se está viviendo en toda Latinoamérica”, afirma.
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