Desde hace siete años se realiza en Madrid el Mundialito de la Inmigración y la Solidaridad; un campeonato organizado con el fin de aportar a la convivencia, la integración y la confraternidad entre los inmigrantes residentes en la Comunidad.
Este campeonato es uno de los más serios en cuanto a los torneos para inmigrantes. Su organización es óptima y poco a poco se ha ido perfeccionando dicha competición.
Sin embargo, y no por culpa de los organizadores sino por terceros, se han ido generando molestias y discrepancias entre jugadores, afición y dirigentes de diversos países. Uno de ellos, Ecuador. Y argumentos hay.
Cada año la Federación Madrileña de Fútbol delega a las embajadas para que designen a las organizaciones deportivas para que sean ellas las que armen la selección que representará a los respectivos países en el campeonato. Respecto a la de Ecuador, esas funciones han recaído siempre en la Asociación Pueblos del Ecuador en Madrid (APEM), ignorando por completo a las 14 ligas restantes.
Periodísticamente he cubierto los quehaceres de las ligas de fútbol ecuatorianas en Madrid desde hace ocho años y el malestar ha sido latente. Y no es para menos. El cuerpo técnico designado por APEM convoca solamente a jugadores de su cantera, mientras que los de las restantes 14 ligas de fútbol no se los toma en cuenta. Los dirigentes de dicha organización justifican que si ellos son los que ponen el dinero, ellos son los que deciden; olvidándose de los verdaderos objetivos del Mundialito de la Inmigración. Ese individualismo ha llevado a que la selección de Ecuador en el Mundialito tenga nefastas actuaciones, a pesar de los buenos jugadores de las demás canteras. Es evidente que no hay objetividad ni buenas intenciones.
Pero quien realmente tiene la responsabilidad directa de lo que ha ocurrido hasta ahora, ha sido la Embajada de Ecuador, la cual no se ha preocupado de convocar a ninguna de las demás asociaciones y ligas deportivas, salvo a APEM.
Las autoridades diplomáticas deben levantarse del sillón y recorrer una ves que otra, las canchas a donde asisten miles de aficionados, jugadores; niños y niñas; hombres y mujeres, a disfrutar del deporte rey; una disciplina que se ha convertido en la válvula de escape para miles de compatriotas que viven en el exilio.
Esperemos que este año la selección de Ecuador en el Mundialito desempeñe un buen papel por el bien de los miles de aficionados que siguen el campeonato. Ya hemos tenido muchas desilusiones en los últimos años que, en vez de hacer fútbol, ha hecho el ridículo.
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