La vida de Kike Bracamonte dio un vuelco sorprendente hace dos años. Hasta entonces su andar diario transcurría entre su centro laboral y las actuaciones que brindaba en pequeños escenarios para la colonia peruana afincada en Madrid. Pero su ímpetu por difundir la música de su país en España lo llevaron a pensar en algo más.
Un disco en el que pudiera reflejar todos aquellos temas que ya estaba acostumbrado a cantar a sus compatriotas. El segundo paso, y quizás el más decisivo, fue encontrar a la persona que lo ayudara con el sonido del disco. El destino puso en su camino a Tito Manrique, nada menos que el músico que trabaja al lado de Eva Ayllón. A partir de allí La Carimba, su primer trabajo discográfico, empezó a gestarse.
De eso ya hace un año y medio. Entre tanto Kike se presentó en escenarios cada vez mayores en España. Atrás quedaron los restaurantes en los que deleitaba a los comensales, ahora se presentaba en grandes festivales latinoamericanos y su agenda se iba programando mes a mes. En Lima la cosa no fue diferente. Su primer disco fue acogido con mucha expectativa, la prensa le dio cobijo como al hijo pródigo que vuelve a casa. Por si fuera poco participó, junto a consagrados artistas locales, en la clásica serenata por el aniversario de Lima que congregó a 40 mil personas.
Kike hace balance de todo ello. “La experiencia del primer disco y la de trabajar a ese nivel profesional
ha hecho que coja disciplina ya que este trabajo es muy exigente. También he crecido mucho como artista y como persona”, señala. Su más reciente logro ha sido obtener el primer lugar, en el rubro de criollismo, en el Festival Claro que se realizó en Lima. A ese concurso Kike presentó una canción compuesta por él con la que se alzó ganador. El intérprete de Chinchiví dice entre risas que fue su primera incursión en un certamen como autor. “De mil temas que te digan que tu canción es finalista… ya con eso había obtenido mucho. ¡Imagínate cuando me dijeron que había ganado!” dice, y vuelve a sonreír. “Todo ha sido muy rápido pero positivo. Pero quiero que quede claro que yo sigo manteniendo los pies en la tierra y, Dios no quiera, puede venir alguna cosa negativa. Por eso hay que tener siempre la serenidad para salir adelante ya que siempre te vas a encontrar con piedras en el camino”, subraya el cantante.
Muchos de sus compatriotas han mostrado su alegría al ver que un peruano como ellos, trabajador, que tuvo que dejar su país hace más de quince años ya que allí no encontraba un camino seguro, sea ahora el abanderado de la música criolla. Por eso el rockero Pedro Súarez-Vértiz no dudó en invitarlo al escenario durante su presentación del año pasado. Ambos cantaron el tema Toro mata, demostrando que la fusión entre rock y criollismo no es nada descabellado.
Y justamente fusión es lo que tiene su nuevo trabajo. Amor peruano es el nuevo disco de Kike Bracamonte. En este CD ha contado con la colaboración de artistas peruanos consagrados como el Zambo Cavero, Pepe Vásquez o Guajaja. Con ellos canta un repertorio ideal para armar la jarana en cualquier lugar. Pero en este CD Bracamonte también se estrena como compositor ya que trae dos temas inspirados, según explica, en vivencias personales. Uno de ellos es Átame a tu mente, con el que ganó como mejor canción criolla en el II Festival Claro. La otra canción es Amor peruano, una historia en la que sus dos ciudades, Lima y Madrid, se unen tras una historia de amor, de añoranza. El Perú es algo latente en la creatividad de este artista que tras 17 años de vivir fuera, recalca que el amor por su país es muy grande – “una prueba de ellos que es que hago música peruana”, señala-. Aclara que este amor también es compatible con el cariño que siente por España. “Soy feliz entre Lima y Madrid”, subraya.
