“En mi primer trabajo trabajaba doce y catorce horas al día. Como no tenía papeles, aguantaba no más. Eso sí, la señora me hizo el contrato para el arraigo social. Con la crisis ya no seguí trabajando con ella. Fui al paro pero sin ningún derecho a cobrar aunque sea mientras busco otro trabajo. Ahora tampoco tengo casa así que es una situación muy difícil”. Este es el testimonio de Lidia Suárez, cruceña de 35 años de edad. Llegó a España en 2006 y, cuatro años después, tiene ya el permiso de residencia. Pero siente que sus derechos como trabajadora del servicio doméstico no se asemejan ni remotamente con los que gozan los trabajadores del resto de sectores. Marilú Jiménez, boliviana de Cochabamba, también lo tiene claro: “Trabajamos más que mucha gente, al menos en número de horas y además con un trabajo que puede ser muy pesado. Pero nuestros derechos están mermados. Zapatero prometió que tendríamos paro, indemnización y vacaciones como los demás pero han pasado seis años desde que llegó al gobierno y no ha hecho nada. No entendemos por qué”. Marilú señala que ella apoyaría al gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y que votaría por este partido si llega a tener la nacionalidad española. Pero está muy desilusionada. Indica: “Si con un Gobierno socialista no conseguimos nada no sé qué se puede pensar. En verdad no se sabe en realidad qué es ser socialista o de derecha. Al final cuando se está en el Gobierno parece que muchos intereses están de por medio”.
Manifestaciones
Por este tipo de cuentas pendientes las trabajadoras (y los trabajadores) del servicio doméstico han iniciado una serie de movilizaciones. Se nota en sus manifestaciones que más de la mitad de Desde Sedoac (Servicio Doméstico Activo), entidad que agrupa a miles de trabajadores del hogar, fue una de las organizaciones que convocó a una manifestación realizada en el centro de Madrid bajo el lema “Porque sin nosotras no se mueve el mundo”. La entidad recuerda que la propuesta electoral del actual Gobierno fue modificar las condiciones del sector. Pero nada ha pasado con el injusto Régimen Especial que regula el servicio doméstico.
En agosto pasado el secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, dijo que el Gobierno buscaba recurrir a la figura del intermediario, es decir a las agencias colocadoras de empleo, para regular el trabajo doméstico, algo que menoscabaría aún más los derechos de los trabajadores.
Reivindicaciones
Para Sedoac –en palabras de su portavoz, Graciela Gallego-, urgen medidas para llegar a la ansiada equiparación de derechos. Para empezar reclaman que las propias trabajadoras del hogar sean sus propias intermediarias ya sea constituyendo cooperativas o en estructuras empresariales. Asimismo reclaman definir categorías conforme con el trabajo requerido: no es lo mismo contratar a alguien para cuidar a un anciano o a un niño que para limpieza. Algunas tareas requieren más conocimiento y mejor gestión del tiempo. Piden que se fije el sueldo en función de la categoría y una tarifa específica para el trabajo por horas, que incluya la parte porcentual de la cotización a la seguridad social, las vacaciones y las pagas extras.
Resaltan que siempre debe existir un contrato por escrito que estipule la jornada laboral de 40 horas y el salario así como el pago por horas extras más allá de las 40 horas semanales de trabajo. “El punto de partida es la eliminación del régimen especial y la integración de las empleadas domésticas en el general. A partir de ahí, equiparar en todo lo posible sus derechos a los del resto de trabajadores: derecho a la prestación por accidente y por enfermedad, derecho al subsidio por desempleo, a una pensión digna…” destaca Sedoac.
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