El barrio de Usera de Madrid se ha convertido en “la pequeña Bolivia” ya que gran parte de sus residentes son bolivianos. Elegimos esta zona para preguntar en la calle, a manera de encuesta y de forma aleatoria, cuáles son las principales preocupaciones de los bolivianos. Félix Montenuevo es el primero de los preguntados que accede a respondernos. Lleva tres años en España. Tiene trabajo pero “no alcanza el sueldo para mantener a la familia”, precisa. “La falta de trabajo es el problema fundamental. Se necesita más de un trabajo para poder vivir acá y mantener a nuestros dos hijos que están en Bolivia”. Eva, esposa de Félix, nos cuenta que ella tiene el problema añadido de carecer de permiso de residencia “Estoy buscando trabajo, no tengo papeles. Quería acogerme al arraigo, en eso estoy, no sé cómo me irá”, indica.
“Está complicada la cosa con papeles y sin papeles”
Ángel Gallardo, nacido en Cochabamba, tampoco lo duda. Su principal preocupación es “la falta de trabajo”. Él lleva en España ocho años y tiene papeles de residencia. Hasta hace poco trabajaba en transporte logístico. Pero tomó vacaciones y al regresar se dio con la desagradable sorpresa de que ya no tenía trabajo, lo habían despedido. Ni siquiera le van a pagar la correspondiente indemnización y él no va a reclamar legalmente ya que la empresa que lo contrató en teoría le hizo el favor de hacerle los dichosos papeles. Señala: “Está complicada la cosa con papeles y sin papeles. Para que haya más empleo se necesita una modificación de la ley del trabajador”.
Ángel nos cuenta que no tiene “ni idea” de la reforma laboral que acaba de aprobar el Gobierno Español. “Falta información”, apunta. Tiene toda la razón ya que aunque conociera el texto legal seguramente tampoco se le aclararían las dudas ya que tal como han comentado diputados españoles de oposición el texto es algo confuso y no delimita, por ejemplo, las causas de un despido “procedente” que sigue quedando en el terreno de la discrecionalidad judicial. Tampoco se sabe, por ejemplo, de qué forma se fomentará el empleo ya que lo que hace la reforma, sobre todo, es establecer nuevas normas para el despido. Con este panorama Ángel indica que no piensa traer a España ni a su esposa ni a sus dos hijos. “No puedo hacer reagrupación, no tengo trabajo ni casa como para que me den la reagrupación. Me dirijo al Ayuntamiento (Junta Municipal) para ver qué ayuda de inserción me corresponde”, señala.
“Para la persona que tiene voluntad hay trabajo”
Macedonia Vargas, también cochabambina, tiene una opinión diferente y llamativa en plena crisis. Leámosla: “Yo no creo que haya tanta crisis, la gente que no quiere trabajar no busca trabajo. Para la persona que tiene voluntad hay trabajo, yo lo veo”. Preguntamos a Macedonia en qué campos cree ella que hay posibilidades de empleo. Responde: “Más que todo en servicio doméstico, sobre todo para mujeres. Para los hombres también hay, para el que quiere trabajar. En construcción, limpieza, jardinería. Pero quieren ganar mucho como antes pero tienen que considerar que si hay crisis tienen que ganar lo que hay. No puede ser igual toda la vida, siempre hay más y menos. Gracias a Dios nunca me ha faltado trabajo, en servicio doméstico. Tengo dos trabajos”. Macedonia lleva siete años en España. Añade: “Mis jefas me tratan muy bien, dicen que soy trabajadora, educada y responsable. Me sobra el trabajo, no miento. Tengo en España tres hijos que estudian. Mi esposo también trabaja. Hay que demostrar la voluntad, nadie te puede pagar si no haces nada”.
La sabia reconversión laboral después de los 60 años
Para Miguel Pairumani, paisano de Macedonia, las cosas son algo diferentes aunque coincide en lo esencial. Él lleva siete años en España. “¿Hay crisis? Creo que hay crisis pero no mucho, menos de lo que dicen. Los españoles piensan que siempre han estado trabajando años no deben sentir mucho la crisis los ricos. Entre los inmigrantes obvio hay muchos parados. En el servicio doméstico hay para el 70%. La crisis la sentimos más los inmigrantes por los pisos, los alquileres, el transporte. Eso sí uno se apaña aquí con lo que tiene para trabajar”, indica. Miguel nos cuenta que trabaja “haciendo trámites trayendo documentos, como una gestoría pero muy autónoma”. Explica: “Hay mucha gente que me conoce, llevo muchos años, les cumplo y me conocen. Por ahora la cantidad de trabajo ha bajado por la crisis. Ya pienso retornar a mi país aunque tengo papeles. Tengo a mi familia allá” señala este boliviano que a sus 65 años ha sabido reconvertirse para no quedarse en el paro con la crisis: “Hace dos años estaba mejor, trabajaba en la construcción y había todavía, se podía ahorrar y mandar a nuestro país, ahora sólo queda sobrevivir acá. Felizmente no saqué hipoteca”.
Manuel subraya: “Un inmigrante tiene que pagarse un alquiler por lo menos de 300 ó 400 euros (por una habitación), el abono transportes, la comida y si gana 700 u 800 euros no alcanza. Por eso mucha gente está retornando a sus países o se dedica a muchas cosas malas como robar, a la farra por la depresión que azota a gente que está sin familia. Con familia también sufren por el colegio, la comida”. Manuel tiene hijos jóvenes adultos en Bolivia pero no se plantea que vengan: “No quiero que vengan a España porque aquí no hay trabajo. Muchos hemos venido dejando en nuestros países a nuestra familia, a nuestro país. Nuestros gobernantes han gobernado mal y nos han dejado a nuestra suerte. Nos vamos allá con poco dinero y eso que retornar no es por ahora la mejor solución ya que para la gente en edad de trabajar en Bolivia sí que no hay trabajo”.