España se coronó rey del mundo del fútbol en Sudáfrica con un mágico gol de Andrés Iniesta ante Holanda, una subcampeona que echó mano del juego sucio ante la desesperación. Miles de españoles se concentraron en calles y plazas para celebrar haber alcanzado el Olimpo del fútbol. Valió la pena sufrir hasta casi el final de un partido que parecía inacabable, cuando ya se pensaba en la ruleta rusa de los penales. Durante el partido el país fue un continuo de truenos y lamentaciones cada vez que se perdía una oportunidad de gol. Y cada vez que los jugadores nacionales sufrían faltas como la que tumbó al madridista Xabi Alonso. Al fin, con el gol de Iniesta, llegó el alivio y empezó el inicio de la gran fiesta, la definitiva, que terminó de estallar con el silbato que daba el duelo por culminado. La “furia” roja alcanzaba la gloria.
Lágrimas de emoción, cánticos de orgullo por ser españoles en medio del sonido de vuvuzelas y simplemente gritos de alegría inundaron puntos que como la mítica Cibeles de Madrid fueron tomados por una marea de polos rojos.
“Yo soy español, español, español” volvía a ser la frase más coreada. Por supuesto no faltaron a la cita miles de latinoamericanos cuya alegría podría resumirse con esta frase de un aficionado peruano que saltaba en Cibeles mucho más si cabe que el resto: “Para nosotros este es también nuestro Mundial. Amamos a España”. En la foto un grupo de peruanos celebra cerca a la Cibeles.
Hoy los campeones serán recibidos en olor de multitudes. La selección, a bordo de un autobús descapotable, iniciará un recorrido triunfal que cortará el tránsito en la ciudad empezando en la plaza de Moncloa para llegar finalmente a la Plaza del Rey. Allí se espera que medio millón de personas celebren con sus héroes en vivo y en directo haber ganado el Mundial por primera vez en la historia. (Yolanda Vaccaro)