A partir de este septiembre se espera que por fin se tenga listo el Reglamento que desarrolla la Ley de Extranjería que entró en vigor en diciembre del año pasado. Colectivos como el de los bolivianos, formados por una mayoría de ciudadanos que no poseen permiso de residencia, esperan que el Reglamento atenúe algunos preceptos que la Ley de Extranjería endureció.
La reforma de la Ley de Extranjería que más ha golpeado al colectivo boliviano es el que amplía de 40 a 60 días el plazo máximo de detención de un extranjero sin papeles. Así, pues, hasta 60 días puede pasar una persona en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) por el hecho de carecer de autorización de estancia en España.
“Esto es estar preso”
Agustina Callomulla, nacida en Potosí aunque vivía en Santa Cruz de la Sierra, lleva en Madrid cuatro años. En este tiempo y a pesar de haber trabajado sin parar no ha podido conseguir permiso de residencia. Nadie le ha querido hacer el necesario contrato. “No traigo a mis hijas aquí ni loca porque estar aquí en España es estar preso, encerrado en cuatro paredes. No puedes salir a la calle porque no tienes papeles y si te coge la policía, te lleva al CIE hasta 60 días, es demasiado. Además no hay dinero para hacer nada aparte de trabajar. Si trabajas hay dinero al menos para tus gastos pero si traes a tus hijos el dinero no alcanza por más que trabajes”.
Agustina señala también que el Reglamento de la Ley de Extranjería debería modificar los requisitos para la concesión de residencia por arraigo social. “A la hora de la verdad nadie te hace contrato con la crisis. Justo cuando íbamos a cumplir los tres años de estancia en España salta la crisis y nadie te hace contrato. Pero es que sin papeles tampoco nadie te quiere dar ni un trabajo por más mínimo que sea. Osea que no tienes papeles y por eso no tienes trabajo y no tienes trabajo porque no tienes papeles, una pescadilla que se muerde la cola, como dicen aquí en España”.
Así las cosas Agustina se gana la vida vendiendo salteñas en una calle de Madrid. Sentencia: “Me voy a fin de año a mi país para no volver. No me arrepiento, he hecho un poquito de dinero compartiendo piso. Soy madre soltera, lo primero son mis cinco hijas y tres nietos. En el país de uno no habrá dinero pero al menos estamos con la familia”.
La “ilegalidad sobrevenida”
Antenor Sarmiento, de Cochabamba, lleva seis años en España. Hasta hace poco vivía en Madrid con su familia. Pero su esposa y sus hijos tuvieron que regresar a Bolivia ya que él se quedó sin trabajo. Era obrero de la construcción y le pilló de lleno el desplome de la “burbuja” inmobiliaria.
“La ley no ha favorecido. La reforma de la ley no ha dado facilidades para que podamos seguir en España los extranjeros que hemos trabajado duro y nos hemos quedado sin trabajo. Yo tengo residencia laboral pero al no tener trabajo ahora resulta que seguramente no me renovarán mi tarjeta de residencia, porque la residencia está ligada a tener trabajo. Entonces si encima luego no tienes permiso de trabajo, ni hablar, no consigues trabajos ni siquiera eventuales”. Antenor opina que el Reglamento de la Ley de Extranjería debería contemplar los casos de “ilegalidad sobrevenida” a la que se están viendo abocados miles de extranjeros que se están quedando sin empleo. “Al menos que den un plazo de para que se pueda seguir en España sin trabajo mientras se busca algo”, indica.
Pero no es optimista. Él, como Agustina, ya ha tomado la decisión del retorno: “Me iré definitivamente en breve si no consigo trabajo. Estar aquí así no se puede. Es una lástima perder la residencia”.
“Quieren que uno se vaya de aquí”
Katia Rojas, de Beni, ve un panorama menos oscuro. Llegó a España hace cinco años y desde entonces, nos cuenta, ha tenido trabajo. Y eso que no tiene aún los papeles de residencia. Precisa: “Recién he pedido los papeles por arraigo social. Me hicieron contrato donde trabajo, en una casa como empleada, así que he podido solicitarlo”.
Tiene tres hijos adultos en España que viven aquí desde hace ocho años y que también tienen trabajo. “La gente que no trabaja quiere ganar mucho. Si uno sabe buscar y está dispuesto a trabajar, consigue empleo”, opina. A su país piensa regresar pero mucho más adelante.
Sin embargo considera que la Ley de Extranjería es una prueba de que “quieren que uno se vaya de aquí”.
Explica: “La ley está más dura. Las autoridades parece que quieren que uno se vaya. Por eso amplían el número de días de detención de inmigrantes sólo por no tener la residencia”. Katia indica: “Si quisieran que uno trabaje aquí normalmente, como siempre lo ha hecho, ese Reglamento de la Ley de Extranjería para empezar debería eliminar la detención de extranjeros por el sólo hecho de no tener papeles. Nosotros trabajamos duro y se nos necesita”.
Dato
Alrededor del 70% de los bolivianos que viven en España carecen de permiso de residencia.
Piden residencia inmediata para víctimas de violencia de género
Asociaciones de defensa de mujeres maltratadas han pedido al Gobierno que el Reglamento de la Ley de Extranjería contemple conceder permiso de residencia a las mujeres víctimas de violencia de género en cuanto denuncian. La Ley de Extranjería contempla esta concesión pero sólo cuando hay una sentencia judicial firme y, hasta que ésta llega –puede tardar años- la víctima de violencia de género que denuncia se expone a que encima le abran expediente de expulsión y la deporten. De allí que miles de mujeres inmigrantes sufran en silencio la violencia de género y que muchas estén engrosando las trágicas listas de esta lacra sin haber siquiera podido denunciar.
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