Ocio Latino.- Una inmensa cola y treinta grados cayendo sobre Madrid, esperó y aguantó pacientemente el público para presenciar en directo la despedida del rey de las rancheras, Don Vicente Fernández en la capital de España. Según la organización, doce mil personas acudieron al que se presume ha sido la despedida de los escenarios de uno de los artistas latinoamericanos más grandes de las últimas décadas. No era posible encontrar un asiento disponible entre las gradas más altas, ni a pie del escenario, donde los precios podían costar miles de euros.
Pero no hubo que esperar mucho más, la puntualidad de la organización es un mérito para aplaudir en este tipo de eventos. Y a las 21 horas, con las luces apagadas, la banda de quince músicos cuadrándose en sus puestos, y al grito de Chente, Chente, las doce mil personas que abarrotaron el Palacio Vistalegre de Madrid apuraron la salida de la leyenda viva de la música ranchera, entre ensordecedores gritos, aplausos y vítores que demuestran la vigencia de este artista de 72 años y una presencia impecable en el escenario. «No tuve el valor suficiente para venir a recoger su cariño y sus aplausos, pero no me quería retirar sin ellos» dijo Fernández, un maestro en manejar a su público al que enseguida dedicó ‘Me voy a quitar de en medio’ que todos siguieron a coro.
No tardó Fernández en comprobar que el recinto lo ocupaban mayoritariamente colombianos, cuando después de saludar a los latinos de distintos países ofreció un saludo a Colombia, país donde relanzó su carrera, entonces un setenta por ciento del público agitaron manos y banderas para responder al cantante folclórico más internacional.
‘Lástima que seas ajena’, ‘Me cansé de rogarte’, ‘Guadalajara’ y ‘Nuestro juramento’, temas clásicos de la música popular latinoamericana no podían faltar esa noche, y en esa voz firme, que a sus 72 años y después de grabar más de cien discos, treinta y cuatro películas y obtener decenas de premios, a Fernández todavía le vale para alardear cantando a capela y sin micrófono, e inundar con su potente voz el recinto, demostrando que sus cualidades vocales y artísticas siguen intactas a un paso de su retiro.
El elegante gesto de quitarse el sombrero mejicano al finalizar cada canción resaltaban su figura imponente enfundada en un impecable traje típico mejicano que fue despojándose según le apretaban los treinta grados madrileños y el ritmo del concierto. Sudoroso dejó el sombrero, la chaqueta, y regaló el corbatín al público que aplaudió durante dos horas y media continuas de concierto y cantó de memoria las casi cincuenta canciones que su ídolo ofreció durante la noche. Algo admirable sólo al alcance de leyendas como Fernández.
‘Mientras me aplaudan y donde me encuentre seguiré cantando’ dijo el artista, dejando abierta la fecha exacta de su definitiva despedida mientras regaló el clásico que lo catapultó a la fama en el mundo: ‘Volver, volver’.
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A poca gente le importó la ausencia de Diomedes Díaz
A poca gente le importó que Diomedes Díaz no se presente en los conciertos de despedida que Vicente Fernández ofreció en España de la mano de la promotora Total Conciertos.
Y, aunque mediante un discreto comunicado, el artista se disculpó de no poder acudir al evento debido a que le negaron el visado correspondiente, dicha comunicación no fue masiva y no llegó a los oídos de las miles de personas que acudieron a dichos conciertos.
La promotora había anunciado al artista de vallenato durante los meses previos en el cartel, pero la emoción y el deseo del público de ver al rey de la rancheras, Vicente Fernández, opacó esa ausencia, la poca difusión de su comunicado y la casi nula reclamación.
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