Obviamente, la reacción de Twitter fue brutal. La cantante se convirtió en el chivo expiatorio de la crisis. La insultaron, la amenazaron, la llamaron desde fascista a vaga, pasando, claro está, por persona de escasa inteligencia.
Víctor Sánchez.- Después de decir que la “crisis no se soluciona jodiendo a los demás, sino trabajando”, Marta Sánchez está muy mal. Tanto que declaró lo siguiente a través de un comunicado:
Respeto el derecho de los ciudadanos a manifestarse en defensa de cualquier causa justa, por parte de cualquier sector, ya sea público o privado, y por supuesto el de los funcionarios, colectivo al que perteneció mi padre durante más de 30 años. Estoy muy sensibilizada con la situación actual. Pertenezco al mundo de la música, sector que lleva años en crisis. Pido perdón si mis palabras fueron desafortunadas y han podido causar malestar. Deseo que todo quede aclarado y no se siga creando más polémica al respecto.
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