Por: Víctor Sánchez Rincones
Ocio Latino-. La muerte de uno de los más grandes músicos de América Latina ha conmovido al mundo entero. Juan Gabriel tenía 66 años. Falleció de un infarto el domingo 28 de agosto en California (Estados Unidos), un día después de ofrecer en la misma ciudad su último concierto.
El cantante y compositor logró fama mundial con temas como ‘Se me olvidó otra vez’, ‘Amor eterno’ y ‘Noa Noa’.
Juan Gabriel nació en Parácuaro, Michoacán, como Alberto Aguilera Valadez el 7 de enero de 1950. Fue el menor de diez hermanos y comenzó a escribir canciones a los 13 años; su primera composición fue “La muerte del palomo”.
Pero la vida de este astro de la música siempre estuvo rodeada de escándalos y tragedias desde su infancia.
Su padre, Gabriel Aguilera, fue enviado a un hospital psiquiátrico y su madre se llevó a la familia a Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos. Por necesidad económica tuvo que internarlo en un centro de acogida para niños donde conoció a Juan Contreras, un músico sordo. Su nombre artístico, Juan Gabriel, es un homenaje a su maestro y a su padre.
En una entrevista con La Jornada de México en 2012, con motivo del 40 aniversario de su carrera, recordaba cómo el dolor —y la alegría— de su infancia atravesaron su obra.
“Todo aquel que me dio comida, que me quitó el hambre, me inspiró a componer. Me contaron sus historias y no tenía otro modo de consolarlos que con la música. Así aprendí. No resolví sus problemas con mis canciones pero creé un momento de liberación. Podían llorar y entonces surgía el afecto hacia mí, y así es como crecí”, dijo.
Escapó del centro de acogida para niños a los 14 años. “Un día salí a sacar la basura y no volví más”. Comenzó a actuar en bares de Ciudad Juárez pero tenía miras más altas y partió rumbo a Ciudad de México. Acusado de robar una guitarra, pasó un año y medio en la prisión.
Su suerte cambió cuando la cantante de rancheras Enriqueta Jiménez lo escuchó y convenció a sus productores para que lo contrataran.
Juanga, como cariñosamente le decían sus seguidores, fue un artista muy productivo. Sacó el primero de varias docenas de álbumes en 1971 y continuó haciendo discos sin parar. Solo este año, dos. Fue nominado al Grammy seis veces y tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. En 1996 entró en el Billboard Latin Music Hall of Fame.
Cuatro de sus discos llegaron al número uno del Billboard Latin Chart en los últimos 18 meses, vendió tres millones de álbumes en Estados Unidos a lo largo de su carrera, un número que se hace pequeño si se compara con los vendidos en México.
En 2009, durante los Grammy Latinos fue nombrado persona del año de la Latin Recording Academy. La academia dijo entonces que había vendido más de 100 millones de discos durante su carrera.
Le encantaba cambiar continuamente de géneros, combinando la sensibilidad por el pop contemporáneo con la música tradicional mexicana y apareciendo a menudo en el escenario con mariachis.
Con el corazón del lado del pueblo, sus canciones eran muy reconocibles por la gente y se centraban en los dramas diarios de la vida y el amor.
Juan Gabriel también fue conocido por su voluntad de colaborar con otros artistas con los que trabajó. Muchos artistas latinoamericanos tocaron sus canciones, incluidos Rocío Dúrcal, Ana Gabriel y Marc Anthony.
Precisamente con Rocío Dúrcal, a quien encumbró con sus canciones, tuvo un problema que nunca fue aclarado. Solo se sabe, por gente cercana a ambos, que después de haberse enfadados, jamás volvieron a dirigirse la palabra.
Juan Gabriel nunca se casó. Según Associated Press, uno de sus secretarios, Joaquín Muñoz, escribió un libro, Juan Gabriel y yo, en el que dijo que habían tenido una relación sexual. Nunca negó ni confirmó que fuera homosexual pero sus fans se sorprendieron cuando se supo que era padre de cuatro hijos con una amiga, Laura Salas.
El hijo de Juan Gabriel, Iván Aguilera, dijo que el fallecimiento de su padre es una “pérdida trágica para todos nosotros, para su familia, sus colegas y sus fans”.
Hoy, la tristeza de millones de seguidores está presente porque partió para siempre el ‘amor eterno’ de la música mexicana, pero su huella musical nunca morirá.