Por: Víctor Sánchez Rincones
Ocio Latino-. Si hay un ser humano que sobrepasa la chulería, la arrogancia, el endiosamiento, ese ser se llama Osmani García. Este hombre pequeño, pero con una lengua cortante y afilada, es una vergüenza para el pueblo cubano.
Cada declaración, cada Facebook Live que realiza, enciende las redes, pero no por su educación, sino por su expresiones vulgares que lo dejan mal parado ante la opinión pública.
En un vídeo publicado el fin de semana, Osmani García, volvió a mostrar su «clase». Una clase baja, la misma de un artista sin educación, que cree que por haber posicionado un tema al lado de Pitbull, «El Taxi», ya es el rey del mambo.
Dicen en Miami que Osmani García es una vergüenza de un pueblo. Sus declaraciones no representan a los cubanos de bien, todo lo contrario, lo representan a él y toda su bajeza como persona.
Insultar a su gente, menospreciar a la prensa, utilizar su fama como arma incendiaria, sin elementos de juicio, denotan a un músico en declive, en decadencia, que con el paso del tiempo aquellos que lo elevaron a los altares lo enterrarán vivo.
No sé quién asesora a esta degradante promesa del reggaeton cubano. Lo que sí es cierto es que Osmani García no es ni la mínima parte de un pueblo que se destaca por su humildad. Él la perdió hace tiempo y ahora es unas sombra de lo que un día soñó y no será.