Por: Víctor Sánchez Rincones
Ocio Latino-. No hay festejo donde estos «locos» barranquilleros no formen algarabía con su Junior de Barranquilla. El equipo de Shakira está a punto de coronarse campeón de la liga colombiana, pero antes tiene que solventar un último partido con el Deportivo Pasto. El que marque más goles será el flamante campeón, pero antes, en España, más exactamente en Madrid hay un grupo de «corronchos» que no pierden oportunidad para vivir como nadie la pasión del fútbol de su país, pero a más de 10.000 kilómetros.
El líder de este combo barranquillero es el famoso Charls Quilla, un bacán que lleva en España más de 19 años, pero su pasión por el equipo de su ciudad no tiene límites. Se disfraza de marimonda ( un atuendo típico de los carnavales de su región), y siempre anda con un altavoz escuchando ritmos musicales que han marcado su vida: salsa, vallenato y champeta. Lo que más divierte de Charls Quilla es su jocosidad, su falta de pudor ante los demás, y más cuando se trata de su Junior del alma.
Donde va prende la fiesta, alegra la vida de los demás, y no duda nunca en representar ante el mundo esa costeñidad que le brota por todas partes. Sin duda alguna, Charls Quilla, es un barranquillero sin vergüenza, único, original y, ante todo, amigo de sus amigos. En simples palabras: un notas como dicen en España que brilla por donde va.
A ese grupo de barranquilleros jocosos se suma el famoso Joe Lastra: otro barranquillero, más apacible que Charls Quilla, pero con un tumbao que a donde va enciende la parranda. Su amor por su ciudad y su Junior tampoco se queda atrás. Hace más de 20 años llegó también a Madrid, y desde entonces, su amor por su Junior sigue intacto como el día que escuchó una salsa de Héctor Lavoe o un vallenato de Diomedes Díaz.
Ahora que su Junior está a un paso de coronarse campeón sueñan con volver a Colombia y ver a su «equipo tiburón» en el estadio que cada domingo lo ve brillar: el Metropolitano Roberto Meléndez. De cumplirse ese sueño, seguramente Charls Quilla y Joe Lastra, volverán a Madrid más corronchos que nunca, y más apasionados que antes por un Junior que mientras ellos existan seguirá vivo en un país donde ser barranquillero es un símbolo de alegría.