El número de personas refugiadas que se han apuntado a los programas de emprendimiento para migrantes de Acción contra el Hambre se ha duplicado desde el confinamiento decretado por la pandemia del Covid-19, según informa la ONG.
«Al ver que aquí en España la burocracia y la homologación de sus títulos es un camino casi imposible, muchos de ellos deciden emprender», ha explicado la responsable del Área de Emprendimiento en Acción contra el Hambre, Ana Alarcón.
En especial, según apunta la ONG, este mayor interés por el emprendimiento, como alternativa al trabajo por cuenta ajena, lo han observado en aquellas personas procedentes de Venezuela y Colombia.
Según señala Acción contra el Hambre, el 64% de los refugiados beneficiarios de sus programas poseen una licenciatura o diplomatura en sus países de origen.
El problema para emprender, según precisa la organización, es que dependen de sus tarjetas rojas para acceder a los microcréditos y se encuentran con trabas bancarias para acceder a financiación.
«Los bancos temen aprobar un microcrédito a las personas refugiadas porque, en ocasiones, tienen permisos de seis meses renovables. Es una situación complicada que dificulta el paso definitivo para emprender», ha indicado Alarcón.
MÁS DIFICULTADES PARA LOS MIGRANTES EN SITUACIÓN IRREGULAR
No obstante, la ONG también advierte de que en general han aumentado las dificultades para encontrar un empleo entre los migrantes en España debido a la pandemia, sobre todo, para aquellos que se encuentran en una situación irregular.
«Encontrar un empleo no es tarea fácil para nadie en estos momentos, pero si encima le sumamos la crisis de la COVID-19 y tener una lengua diferente, estudios no homologados y grandes dificultades con los permisos de trabajo, entre otras cosas, hace que encontrar un empleo sea una tarea muy tediosa», ha explicado la coordinadora del programa de empleo para migrantes MILE en Acción contra el Hambre, Ana Pozuelo.
Además, ha advertido de que las personas migrantes están más expuestas al contagio porque suelen trabajar en «empleos precarios y donde apenas se respetan las normas sanitarias».
Asimismo, la ONG pone de manifiesto que la regularización o renovación de permisos de trabajo se ha visto bloqueada o aplazada lo que ha causado que estas personas no dispongan «de los recursos necesarios para cubrir las necesidades básicas como la alimentación y la vivienda».
Por otro lado, el equipo de Acción contra el Hambre ha constatado que la transformación digital con motivo de la COVID-19 ha hecho que muchas de las personas participantes abandonaran los programas de empleo de la organización por no tener acceso a Internet u ordenadores.
Según añade, muchos de ellos solían utilizar los locutorios para conectarse pero con el estado de alarma no pudieron acceder a estos establecimientos./ Europa Press