La no invitación al Rey Felipe VI a la toma de posesión de la nueva presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, ha abierto un nuevo frente al Gobierno, que actualmente tiene crisis diplomáticas por distintos motivos con cinco países: México, Venezuela, Argentina, Israel y Argelia.
Sheinbaum ha justificado su decisión de invitar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y no al monarca porque este nunca respondió a la carta que en marzo de 2019 le envió el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador.
En ella, éeste planteaba que de cara al bicentenario de la independencia en 2021 se organizara una «ceremonia conjunta al más alto nivel» y que «el Reino de España exprese de manera pública y oficial el reconocimiento de los agravias causados» durante la Conquista.
La falta de respuesta, sumada al saqueo que según López Obrador han cometido las autoridades y las empresas españolas en México en los últimos años, con la connivencia de quienes le han precedido en el cargo, en particular Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, llevó al mandatario a decretar una «pausa» en la relación bilateral en febrero de 2022. El mandatario se ha reafirmado es su postura y ha respaldado a su sucesora: «¿Qué les cuesta ofrecer una disculpa?».
En este tiempo, la relación se ha mantenido a otros niveles pero no ha habido contactos al más alto nivel, entre otras cosas porque además AMLO, como se conoce popularmente al mandatario, no suele realizar viajes al extranjero y no ha asistido a las Cumbres Iberoamericanas, foro que podría haber permitido contactos con el Rey o con Sánchez.
CRISIS CON VENEZUELA
México sigue los pasos de Venezuela, que el pasado 13 de septiembre llamó a consultas a su embajadora en Madrid después de que la ministra de Defensa, Margarita Robles, tildara de «dictadura» al Gobierno de Nicolás Maduro. Además, el embajador español en Caracas, Ramón Santos, fue convocado a la Cancillería venezolana.
El Gobierno español no ha respondido en reciprocidad ante esta decisión, pero la encargada de negocios venezolana en Madrid fue convocada en Exteriores el pasado 17 de septiembre para pedir explicaciones por la detención de dos españoles en el marco de un supuesto complot orquestado por la oposición contra Maduro.
Además, Albares habló con el canciller venezolano, Yván Gil, ese mismo día sobre este asunto, para exigir que se confirme la identidad de los dos detenidos –identificados por Caracas como José María Basoa Valdovinos y Andrés Martínez Adasme–, se informe de los cargos que se les imputan y el lugar donde se encuentran detenidos para poder brindarles atención consular. Esa confirmación aún no se ha producido pero Albares espera verse esta semana con Gil en Nueva York.
Como telón de fondo de este desencuentro diplomático está además la acogida en España de Edmundo González, el candidato opositor en las presidenciales del 28 de julio. Este ha denunciado que fue coaccionado y chantejado para abandonar Venezuela mientras estuvo en la residencia del embajador español, donde le visitaron la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, y su hermano y presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez.
CHOQUE CON LA ARGENTINA DE MILEI
Por lo que se refiere a Argentina, la pelota está en el tejado del Gobierno español para pasar página. El Gobierno procedió a retirar a su embajadora en Buenos Aires, María Jesús Alonso, el pasado 21 de mayo después de que no llegaran las disculpas que pedía al presidente de Argentina, Javier Milei.
El mandatario argentino había tildado de «corrupta» a Begoña Gómez, la mujer del presidente del Gobierno, durante un acto organizado por Vox en Madrid dos días antes. La reacción inicial fue llamar a consultas a la embajadora, al día siguiente se convocó al embajador argentino en Madrid y, por último, tras constatar que Milei no solo no reculaba sino que abundaba en sus críticas hacia Sánchez, se retiró a la embajadora, quien posteriormente fue cesada formalmente.
En el Gobierno molestó, además de las palabras sobre la mujer del presidente, el hecho de que Milei se hubiera comportado de este modo pese a que se le había dado un tratamiento de viaje oficial cuando su desplazamiento a Madrid no lo era y no tenía previsto reunirse ni con Sánchez ni con el Rey.
El presidente de Argentina regresó a la capital española un mes después para recibir una condecoración de manos de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y aprovechó para volver a criticar a Sánchez, si bien en esta ocasión el Ejecutivo optó por no volver a cargar las tintas contra él.
A mediados de agosto, Albares mantuvo una conversación telefónica con la canciller argentina, Diana Mondino, que desde Buenos Aires tildaron de «cordial», pero por el momento no hay indicios de que el Gobierno vaya a proceder a nombrar nuevo embajador en Argentina./ Europa Press